domingo, 23 de enero de 2011

La sencillez de la felicidad.

Emulando a esa gran película, Amelie, hoy dedicaré un riconcito de mi mente a esas pequeñas cosas que para mí, hacen de la vida algo asombrosamente bello y maravilloso.

Me gusta el olor del café recién hecho, con mucha espuma, coger un sobrecito de azúcar, sacudirlo suavemente dos veces, derramarlo encima del café haciendo un círculo y observar con una media sonrisa como se disuelve entre la espuma.

Me gusta andar descalza, sentir el frío suelo entre mis pies y que mi madre diga: ¡Ponte las zapatillas!

Me gusta acariciar a mi gato mientras come y ronronea.

Me gusta hacerme un muruño con las sábanas, retirarme el pelo y agarrar a mi oso azul.

Me gusta el olor de la lluvia en los árboles.

Me gusta meter la mano en el agua helada.

Me gusta la gente que te mira a los ojos.

Me gusta volar en avión, sobre todo cuando despega.

Me gusta el olor de los libros viejos.

Me gusta ver a dos personas besarse o andar cogidos de la mano.

Me gusta jugar al escondite.

Me gusta desayunar sola.

Me gusta antes de comprar un libro, leer la primera página y la última.

Me gusta que me abrazen.

Me gusta ver a los niños jugar.

Me gusta la gente que piensa.

Me gusta ir al cine y después acabar hablando de todo menos de la película.

Me gusta el olor de la cebolla y el pimiento friéndose.

Me gusta cantar a toda leche en la ducha.

Me gusta pisar los charcos cuando llevo botas de agua.

Esas cosas son las importantes de verdad, recordarlo, podéis poneros metas, podéis conseguirlas o fracasar en el intento, podéis tener éxito, dinero, amor, salud, libertad todo aquello que consideréis fundamental para sentiros personas importantes, pero nunca olvidéis que el fuelle, el verdadero impulso vital, nos lo dan pequeñas cosas que hacen que la vida, sea eso, vida.

1 comentario:

  1. Me gustan esas cosas, comparto algunas, sobre todo lo de la cebolla...

    Entrada muy buena... lo del libro me ha impresionado especialmente!

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