sábado, 26 de febrero de 2011

Suicida

Algo me decía en mi interior cuando me mando ese e-mail que algo malo pasaba, esa quedada repentina y anodina no era propio de ella, o por lo menos actualmente, su vida entera dependía de una agenda de cuero negra en la cual estaba cada segundo de su vida.

Me vestí, un tanto informal para la cita, bueno una cita no es la palabra exacta digamos que simplemente habíamos quedado para tomar un café, ves incluso escrito queda anodino y eso precisamente no era ella. Cogí mi coche y me dispuse a llegar a esa moderna y nueva cafetería de las afueras, un tanto esterotipada para mi gusto, decoración sobria de aires minimalistas, tazas de diseño y algún que otro cuadro la decoraban. El sitio resultaba un tanto meticuloso, estricto sería la palabra, las mesas alineadas, negras sobre un fondo blanco, transmitía éxito y profesionalidad, algo que suelo asociar a empresarios o grandes tiburones no a una cafetería. En cuanto llegué me sentí irremediablemente fuera de lugar e incomodísimo, la mirada de la camarera fue despectiva, las miradas de los clientes, despectiva, e incluso la maldita puerta al entrar ni se abría.

De repente llegó , no tuve que esperar mucho pero parece mentira que no haya aprendido con los años, ella siempre llegaba cortés y elegantemente tarde a las citas, se diría una constumbre para mucha gente, refinada y de buen gusto, pero a mí siempre me ha resultado irritante. Su vestido, su pelo e incluso hasta su sombra parecía decir a gritos, ¡esta chica es una triunfadora apartaos!, embutida en ese uniforme de chica empresaria joven y atractiva, vestido negro ajustado, lo suficientemente corto y con el suficiente escote para poder distraer un poco a los aburridos y soporíferos clientes del local, unos altos y negros zapatos con el bolso a juego y para remate su roja cabellera recogida en un desenfadado moño.

Empezamos la conversación hablando de esto y de lo otro, como te va la vida, que tal la famila, recuerdas cuando... temas de nuevo anodinos. Esto ya empezaba a preocuparme seriamente y directamente saqué el tema en cuestión, le hice la gran pregunta, ¿qué te pasa?.

- Me pasa que no me pasa nada, eso es lo que me pasa, no soy la que era, no soy nada. Soy un cuadro malo, un cuadro de esos que decoran los salones de los ricos,  eso es lo que soy, un maldito y jodido rico cuadro al que todo el mundo mira pero nadie observa.
- ¿Por qué dices eso?
- Por qué no es la pregunta, la pregunta es para qué. Para qué me convertí en eso, me convertí en eso para dejar, es simplemente eso, dejar. Dejar de pensar de verdad, dejar de amar de verdad, dejar de sufrir de verdad. Era más comodo, era un buen pensamiento, e incluso lo llamaría filosofía de vida, pero luego se convirtió en un juego, en el que yo ya no manejaba las reglas, ni siquiera las sabía. Ahora mi vida la controla ese juego yo soy una marioneta, una puta marioneta y además rota.
- Parece que todo te va bien, piensa en que has fallado, dime cuando empezaste a pensar así.
- Vuelves a equivocarte de pregunta, el problema es que no he fallado eso el lo que lo hace tan irreal, lo que no me hace pensar, no me siento viva esque ya ni siento, todo es predecible y seguro, falsamente seguro, confeccioné una red de seguridad y ahora esa red me envuelve y me ahoga. Últimamente sueño solo con eso, sueño que soy una niña y paseo por la ciudad, veo a una mujer preciosa con un vestido precioso, paso a la tienda y de repente esa mujer soy yo, me miro al espejo y siento que el vestido me empieza a apretar, empiezo a ahogarme, el vestido me corta la piel, sangro, empiezo a ahogarme más, pero sabes que, siento, lo siento tanto que soy feliz, inmesamente feliz de sentir.

El silencio inundó la conversación, no sabía que decir, ella parecía que tampoco, el tiempo pasaba y la sentía lejos y fría. Tan lejos y tan fría.

- Me tengo que ir ya, tengo una reunión dentro de media hora, te llamaré luego.

Nunca llamó.

Al día siguiente, me levanté como siempre, leí mi periódico de siempre y me tomé el café de siempre, pero algo interrumpió la calma del día, en primera portada, "Empresaria Suicida".

"Famosa empresaria fallecida al tirarse desde el ventanal del duodécimo piso en el que vivía, no hay ninguna señal de forcejeamiento en su cuerpo y la vivienda se encontraba en perfecto orden". La estampa de la vivienda y el cuerpo terminaban de encuadrar la noticia.

Murió con una sonrisa.

sábado, 19 de febrero de 2011

Mortal

Cierro la puerta de mi casa, hecho la llave dos veces, llamo el ascensor, espero, abro la puerta del ascensor, la cierro, le doy a la planta baja, vuelvo a esperar, abro de nuevo la puerta del ascensor, abro la puerta del portal, ando como unos diez metros hasta el bar de la esquina, me siento en la mesa de fuera porque ahora ya no puedo fumar dentro, pido una cerveza y vuelvo a esperar hasta que me la trae el chaval.

Eso hago todas las mañanas, no suelo pensarlo a menudo, no soy de esas personas reflexivas que se pone a analizar cada puto paso que doy durante todo el día como si el sol fuera menos importante que mi ombligo, pero hoy de repente me ha venido esa retalía a la mente, como una puñetera cancioncilla pegadiza o una palabra que se pone de moda. No es que no esté conforme con mi vida, tengo todo aquello a lo que todo el mundo aspira, sin complicaciones mentales ni alegorías a la felicidad, tengo un buen coche, una buena mujer, un buen empleo y podría estar diciendo bastantes frases compuestas de buen y sustantivo pero no me da la gana y vuelvo a repetir y a matizar lo dicho antes no es que esté conforme con mi vida, es que estoy hasta los cojones. Una vez alguien me dijo de joven que el noventa porciento de nuestro tiempo diario se basa en actos que irremediablemente se vuelven rutinarios, no debíamostar esperando a los otros acontecimientos que nos sacaban de esa urna autoimpuesta y determinante, sino que debíamos de disfrutar realmente de aquellos actos rutinarios, que esa era la clave de la felicidad. Ese mini discurso de estar por casa se me antojó revelador y emocionante, se me antojó hasta original, e hice de ello mi mantra durante unos años pero ahora, cumplida una edad en la que ya cualquier mindundi poeta de salón no me inspira tanto, me parece una bobada, una poyada con la que encandilar a cualquier jovencita adicta a la palabrería barata y comprensible con la que disfrutar de una bonita noche en cualquier motel de carretera.

Me estaré haciendo viejo, mi mujer me lo repite una media de cinco veces al mes y supongo que tendrá razón, me estaré haciendo viejo... Incluso siendo viejo me sigue sonando esa palabra a muerte y decepción, me estaré haciendo viejo para mí significa me estaré automuriendo, me estaré decepcionando ahora que veo el final con la vida, estaré volviéndome viejo quizás. Las polladas que hablaban de la vida y de la existencia, del camino del aprendizaje y demás ideologías de salón de te ahora me parecen absurdas, vanales y tremendamente vacías, me recuerdan ahora a ese cisne de cristal de Svarosky que tanto le gusta a mi mujer, costaba un dineral tenerlo, pero era bonito, trasparente, silencioso y no daba más que hacer que pasarle el trapo de vez en cuando. Esas ideas ahora son como ese cisne, custa mucho seguirlas y adoptarlas como doctrina, son bonitas la gente que cree que piensa las admira, pero son trasparentes, no tienen más trasfondo que aquel que da el silencio de después de oír una frase del estilo de vive amando la vida.

Será eso, que me estaré haciendo viejo, que me estaré desencantando de la vida, que estoy ya harto de que me de por culo todos los días, que estaré harto de no querer lo que tengo porque no está bien visto quererlo, que estoy harto de las polladas y de las no polladas, porque veo que es una farsa la farsa y lo que no creemos que es farsa, que hay estereotipos hallá donde mires, que hay clichés incluso en aquello que reivindica la vida fuera de la norma, todo eso para mí se resume en que estoy harto de polladas. Supongo que cuando te haces viejo aparecen estas ideas, porque estás hasta los cojones, es como el cuento de la zorra que no podía alcanzar las uvas, si no puedes alcanzarlas es que no estaban maduras. Los que nos hacemos viejos, supongo, que como no podemos ya alcanzar la vida porque se nos escapa ya de las manos, de los ojos, de los labios y de cada puto poro de nuestro cuerpo, decimos que la vida simplemente son polladas acumulativas, como el sumatorio en la estadística.

viernes, 18 de febrero de 2011

Aprender a no Existir.

No solo nos vale ser buenos, además debemos parecerlo. Aprendimos una vez, a asociar aquello externo que nos rodea con variables internas, aprendimos a asociar realidades intangibles a las que aspirar, aprendimos tantas cosas que a veces se nos olvidó el principio de todo. Cuando si eras algo lo eras simplemente.

La gente aprende a aparentar ser, porque ya ser simplemente no nos vale.

Y lo peor de todo, nos juzgamos por aquello que aperantamos ser y no por lo que somos. Hemos aprendido tanto a que los demás nos tienen que ver que decididamente si nos equivocamos juzgaremos aquello que ven los demás, no lo que somos. El juez más severo siempre es uno mismo.

Somos lo que no somos, en el fondo perseguimos aquello que no somos y que queremos ser. Si algún día nos paráramos a pensar en lo que hacemos para ser , si algún día dijéramos soy y no quiero ser, si algún día comprendiéramos que no es que tengamos derecho a existir, si no que en realidad existimos. Cuando aprendemos lo que es algo y lo que no es, en realidad lo que hacemos poco a poco es aprender a no existir.

Existimos sin necesidad de ser vistos, eso es lo que habría que haber aprendido desde el principio, no a aprender a ser vistos para existir.

jueves, 10 de febrero de 2011

Dolorosa Candidez

Querido, querido teddy estoy tan asustada de nuevo.... repetía y repetía sin cesar la pequeña Ellie. Estoy tan asustada, estoy tan asustada.... le decía y decía a su osito teddy sin cesar. Los gritos seguían, los platos continuaban rompiéndose, los portazos partían las lagrimas de la pequeña Ellie. ¿Cuándo se pondrá bien Papá? a veces papá enfermaba cuando llegaba a casa de trabajar, tenía una enfermedad rara que consistía en gritar y golpear, el no lo hacía a propósito eran los síntomas de la enfermedad.


Ellie cada vez que mamá le decía que papá había vuelto a caer enfermo, corría y se escondía en el armario con su osito Teddy y los síntomas en papá volvían de nuevo. Y mamá lloraba tanto, se preocupaba mucho por papá, se ponía tan malito que a veces le daban fiebres muy altas y no sabía lo que hacía, incluso se caía encima de mamá y la golpeaba sin querer. Pobre pobre mamá, pobre pobre papá.

-Sueños Negros-

En los primeros sueños, todos fuimos reyes, todos fuimos princesas.
En los segundos sueños, todos fuimos amados, todos fuimos respetados, todos fuimos aceptados.
En los terceros sueños, todos fuimos independientes, todos fuimos realizados.
Luego vinieron otros sueños, que tiñeron de negro a los demás...
Y la realidad alquiló una habitación de nuestra conciencia.

Aunque tened presente siempre, que hay otros que nunca pudieron soñar
 Que no tuvieron unos primeros,
Ni unos segundos, ni siquiera unos terceros, con los que jugar, reir, amar o llorar.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Vamos allá





¿Sabes?, siempre intentabas no destacar, intentar formar parte de aquello que los demás tenían, incluso cuando sabías que eso no iva contigo. Siempre intentabas imitar aquello que era lo correcto y querido, intentabas buscar cariño y portección, te sentías tan desvalida... Luego vino el cambio, la venda se cayo de los ojos, te enfadaste con todo, con el mundo y con aquello que te rodeaba, estabas tan resentida y tan dolida con todos los que no te quisieron en un principio que te formaste un escudo protector equivocado porque lo que seguías buscando era tan solo cariño y protección, pero esta vez que fuese verdadero.

Te costó ver mucho lo que de verdad querías, te costó tanto que tuviste que sufrir para darte cuenta, tuviste que reconciliarte con tu parte más débil para crecer, para poder mostrarte como eras en realidad, para afrontar las máscaras y los disfraces que tanto te llegaron a gustar y que tanto te dolieron. Ahora se presenta ante tí un nuevo camino, uno en el que las dudas del pasado ya se resolvieron, uno nuevo, uno diferente a los demás, ahora ya has cambiado, ahora sabes que has cambiado y llegó la hora de afrontarlo y dar el siguiente paso hacia el camino que has descubierto.

 Vamos abre la puerta.

viernes, 4 de febrero de 2011

La verdad no nos hará libres.



La Sombra del Viento-
"La televisión amigo Daniel, es el Anticristo y le digo yo que bastarán tres o cuatro generaciones para que la gente ya no sepa tirarse pedos por su cuenta y el ser humano vuelva a la caverna, a la barbarie medieval, y a estados de imbecilidad que ya superó la babosa allá por el pleistoceno. Este mundo no se morirá de una bomba atómica como dicen los diarios, se morirá de risa, de banalidad, haciendo un chiste de todo, y además un chiste malo."


Mientras que la verdad se oculté tras una cortina de narcisismo y banalidad, mientras los ideales de perfección y superación sigan dictados por modas autodestructivas, mientras el dinero le gane el pulso al saber por saber, mientras las masas sean borregos y no personas,  mientras que a lo que el ciudadano ideal aspire sea a la mera supervivencia, mientras que nos hagamos el propio hanakiri renunciando a la libertad de expresión, mientras la represión siga evolucionando y se legalice, mientras la violencia sea la única forma que conozcamos para el cambio, mientras nos centremos en el confort y no en el avance, mientras nos escudemos en morales retrogradas como escudos de verdad latente, mientras la codicia y la avaricia se camuflen en ambición, mientras la ayuda a los demás sea tratada como un espectáculo y no como un objetivo...

La verdad no nos abrirá los ojos, lo último que queremos creer es la verdad directa, lo que nos abrirá los ojos algún día será el fracaso, la decepción y la frustración, la verdad no nos hará libres en este caso, nos hará sentir culpables, nos hará levantar la vista hacia el final de la caverna en la que estamos, ya que el verdadero mundo, el mundo que podríamos lograr si actuásemos de verdad, se está cayendo a trozos ante nuestros ojos y mientras nosotros simplemente miramos, decepcionantemente miramos.