Mientras tejía un rato pensamientos sin sentido, sobre mi vida, la gente y demás accesorios de pensadora de estar por casa, me entraba ya el soponcio bienavenido de las cuatro de la tarde, me apresuraba yo a acurrucarme y recibir al marivilloso Morféo con los brazos abiertos cuando, encarnado el espíritu de la maldad y la barbarie desgraciada de mí, un mosquito tronaba y tronaba como si no hubiese mañana. Me disponía yo ante tal infracción de mal gusto a contraatacar cual lobo salvaje a ese estúpido invasor, recurrí a armas complejas y variadas, a larga distancia como chanclas e incluso recurrí a estratagemas tales como intentar acorralarle y darle un manotazo, pero como bien sabe el dicho, la violencia solo acarrea más violencia, y acabé derrotada y con el dedo gordo de la mano un tanto rojo he inchado.
Y os preguntareis vosotros, ¿a que viene esa mierda de mosquito? os lo explico.
Ultimamente me siento así constantemente, como si un mosquito estuviera acosándome día y noche en mi cabeza y no me dejara tranquila. Esa sensación de cambiar, de "Chica te estás estancando de nuevo", no me deja, parece que inconscientemente quiero ver algo material, que me diga: "estás en el camino correcto", pero no se me aparece nada, ni la Virgén ni Alá ni la madre que los trajo, bienaventurada sea.
Y no me deja tranquila, por más que me enfrento a ella, no consigo ganar nunca, no consigo llegar a algo claro de verdad, tan solo se que sigo un camino y ya está, solamente y tristemente puedo decir que estoy andando, nose si en circulos, pero ando.